jueves, 30 de junio de 2016

Psoriasis, tratamiento tópico en AP

Sesion por María Teresa Fernández.
Resumida en folio por ambas caras.





La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel, y ocasionalmente de las articulaciones, que sigue un cur- so crónico, con exacerbaciones y remisiones, pero no es contagiosa.
En la anatomía patológica existe una pérdi- da del control del recambio celular (turn-over) de la epi- dermis (normalmente este recambio de queratinocitos se realiza en 30 días y en estos pacientes es de 3 días), estas células se acumulan en la capa córnea dando unas escamas nacaradas y en las capas profundas se produce una dermatosis inflamatoria (mecanismo inflamatorio activado en la dermis). La prevalencia en la población española afecta a un 1,4% (3-4%) (dos picos de máxima incidencia: 2.ª y 5.ª décadas), con afectación por igual en ambos sexos; existen dos picos de máxima incidencia: más del 70% de los casos se manifiesta antes de la segunda década de la vida, y algunos después de la quinta década (pso- riasis de inicio tardío). Es muy infrecuente o ausente en África occidental, Japón, esquimales e indios america- nos. Tiene una etiología desconocida. Existen dos teo- rías: base genética (clásica) y teoría inmunológica (la actual). Está genéticamente determinada (se asocia a determinados HLA: el más frecuente el Cw6). La inci- dencia1 de la enfermedad entre familiares es superior al 30%; si el padre y la madre padecen psoriasis, el 40% de los hijos la sufrirán y, en gemelos univitelinos, la concordancia es superior al 60%. Sobre esta base ge- nética2 actuarían como desencadenantes determina- dos como algunos superantígenos infecciosos (estrep- tococos, estafilococos, VIH y cándidas), traumatismos (incluyendo el rascado para evitar el fenómeno de Koebner), fármacos (los AINE, la supresión del trata- miento con corticoides sistémicos, β-bloqueantes, litio, antimaláricos, algunos antihipertensivos) o el estrés, el clima frío, o el alcohol, entre muchos. El mejor conoci- miento de la etiopatogenia de la psoriasis ha favoreci- do que sea considerada como un proceso inflamatoriosistémico que presenta comorbilidades en localizacio- nes diferentes a la cutánea, como son las articulaciones, el sistema circulatorio y el metabólico. Se conoce la asociación epidemiológica de la psoria- sis, especialmente las formas graves, con diversas en- fermedades con las que comparte un sustrato patogé- nico común (como artritis y enfermedad de Crohn, por ejemplo). En el paciente con psoriasis grave también se encuentra un aumento en la prevalencia3 de obesidad central, dislipemia, diabetes mellitus del adulto, estea- tosis hepática, síndrome metabólico, enolismo y taba- quismo, que contribuyen al incremento en el riesgo de morbimortalidad4 relacionada con la aterosclerosis, so- bre todo a nivel coronario, cerebrovascular y por arte- riopatía periférica. Por otro lado, estudios recientes también sugieren que el control óptimo de la artritis psoriásica y las formas graves de psoriasis podrían con- tribuir a mejorar el riesgo cardiovascular de estos pacientes.

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